Adoctrinar:
inculcar a alguien determinadas ideas o creencias.
(Fuente: dle.rae.es)
El otro día mi pareja me dijo: Inma, ¿eres consciente de que siempre dices que no hay que adoctrinar a nadie y estás (estamos) adoctrinando a nuestra hija?
– Educar sí, adoctrinar no, le respondí.
– Pero, ¿inevitablemente no le estamos inculcando como verdades casi absolutas nuestras ideas?
Para mi la connotación negativa del adoctrinamiento pasa por enseñar como verdad única ciertas ideas. No permitiendo ni inculcando el libre pensamiento. Elijo decir y pensar que educo no adoctrino a mi hija aunque siento que en toda enseñanza hay un poquito de doctrina si el maestro no fomenta el discernimiento y el pensaminto crítico.
Mis ideas en tantas cosas son tan diferentes al resto que ciertamente estoy llevando a mi hija a un lugar bien diferente del cual la corriente de la vida la llevaría por si sola. De hecho ya he llegado a ese punto de: Amor mío, esto no lo comentes en el cole. Y me permito hacer esto porque soy una buscadora incansable de verdad, la mía. Nací con un maravilloso pensamiento crítico de serie y siento que es uno de mis mayores regalos de vida.
Inevitablemente la vida va a adoctrinarla y nosotros como padres involucrados activamente en su educación también (nos guste o no). Continuamente estamos formando creencias y la infancia es el momento donde se sientan las bases de nuestras principales programaciones mentales. La vida va a adoctrinarla, sí. Y ya que va a pasar, prefiero tirarme a la piscina y ser yo quien la influya desde mi verdad, que no hacer nada por inseguridad o incapacidad y permitir que sean otros con su verdad, que muy probablemente no se parezca a la mía, quien marque la principal influencia en mi hija. También me recuerdo sobre todo, que más que mis ideas serán mis actos y ahí me topo de frente con la coherencia. ¿Cuánto de esto tienes en tu vida?
El camino hacia libertad comienza cuestionándonos todo, absolutamente todo lo que existe en nuestra vida.
Te comparto las conclusiones a las que he llegado. No para adoctrinarte, ni mucho menos, sino para que las cuestiones.
- Todos debemos aceptar que hemos sido adoctrinados. TODOS. Por eso siempre digo que el camino hacia libertad comienza cuestionándonos todo, absolutamente todo lo que existe en nuestra vida.
- Como padres debemos ser conscientes de esta inevitable influencia. Por lo tanto discierne, descubre tu propia verdad, se fiel a ella, experiméntala y transfórmala las veces que sea necesario, para que cuando inevitablemente adoctrines a tus hijos, esté en coherencia contigo.
- Cultiva el discernimiento y el pensamiento crítico en ellos. Pídeles su opinión y permite que se expresen con libertad. Recordatorio: todo esto comienza en tí.
- Existe mucha gente que se aprovecha de esto. Utiliza su poder de influencia para manipular e inculcar en su propio beneficio. Acéptalo y agudiza tu ingenio para descubrirlos. Normalmente es a los débiles a quienes dirigen. A esa parte de la población que saben no se cuestionarán nada porque esperan ser cuidados ya sea por Papá Estado o cualquier otro “ente” al que le cedieron su poder. Conectar con tu poder personal y verdad, te hará libre, no solo de pensamiento sino de acción. Despierta, lee, escucha, dale mil vueltas a todo y experimenta…la vida es un regalo que se vive y se expresa no solo se mira.
Eres libre y soberano de tu vida, aprovecha ese regalo.
Discierne, descubre tu propia verdad, se fiel a ella, experiméntala y transfórmala las veces que sea necesario.
Con infinito amor, Inma.
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